Hoy, queremos compartir contigo una pequeña historia…
Una carta que nos envió Clara, hace apenas dos semanas…
Ahí va:
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Cuando llegué a estudiar a Granada, en el 2008, alquilé una habitación diminuta y fea en un piso compartido. No podía escoger: era para lo que alcanzaban mis ingresos y quedaba muy cerca de la facultad.
El cuarto en cuestión estaba al fondo de la casa y tenía un ventanuco cuadrado y diminuto sobre la cama. Eso era todo.
Días después de instalarme, mi familia me envió dos maletas enormes con mis cosas: ropa, libros, bufandas, botas…
Estaba colocando todo con cierta tristeza y, entonces, al abrir la segunda de las maletas, encontré dentro un paquete grande envuelto en papel marrón: dentro había una manta malva y blanca de cuadros, tejida por mi abuela y, dentro de la manta, protegido por los pliegues de la lana, una pastilla de jabón.
El olor de aquel regalo inundó toda la pequeña habitación nada más abrirlo: un aroma a hogar, a bosque, a limpio y a cariño que me levantó el ánimo de forma inmediata.
Coloqué con cuidado la manta sobre la cama, comprobando que aquellos colores alegres cambiaban el aspecto de la habitación. Y el jabón, una pastilla rectangular algo deforme, lo puse sobre la repisa de la ventana, dejando que su buen olor se extendiera por aquel cuartucho.
Fueron aquellos dos pequeños objetos, hechos a mano por mi abuela, lo que cambiaron el aspecto de la habitación: al día siguiente ya la veía distinta, acogedora y perfecta. También me di cuenta que, después del mediodía, si dejaba abierto el ventanuco, podía ver la Alhambra, preciosa, teñida con los tonos naranjas de un sol que entraba por aquella pequeña ventana, inundando todo el cuarto.
Guardé aquel jabón como un tesoro y lo usaba, racionándolo, para lavar la manta, para fregar el suelo o para limpiar mi ropa: así el olor que desprendía me envolvía fielmente cuando me sentía más sola, sobre todo en aquellos primeros meses de aventura.
No sé en qué momento olvidé aquella manta y aquel jabón. Simplemente, la vida fue pasando: cambié de piso, conocí a mi pareja, terminé la carrera, volví a mudarme, encontré trabajo…
Este año, por el amigo invisible, mi hermana Almudena me regaló una cesta preciosa de cosmética ecológica. Y dentro de ella, envuelto en un trozo de tela, venía un jabón de Ecoeko… Nada más abrirlo, viajé de nuevo a Granada, a aquel pequeño cuarto… y resucité aquel aroma, aquellas emociones y aquellos nervios de aquel primer año.
Ahora estoy tejiendo una manta: es malva y blanca y pienso colocarla sobre mi cama en cuanto la termine. Y, sobre la mesita de noche, en una pequeña taza que mi hija elaboró con plastilina, tengo el jabón de Ecoeko inundando de olor a bosque, naturaleza y hogar toda la estancia.
Gracias.
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Las cosas hechas a mano son especiales. ¿Verdad?
Una pieza de cerámica, un jersey, una manta, un jabón… cuando contienen una historia detrás, un esfuerzo, cariño y dedicación, ganan valor y belleza.
Y el valor y la belleza son atributos preciosos, necesarios cada día.
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La verdad, no sabemos qué ingredientes utilizaba la abuela de Clara para elaborar su jabón.
Nosotras usamos arcillas (verde, blanca y roja). También manteca de cacao, aceites esenciales y plantas molidas (caléndula, ortiga, romero, salvia…)
Tampoco sabemos muy bien cómo tejer una manta (nos encantaría aprender)…
Pero sí podemos enseñarte a elaborar tu propia cosmética (jabón, champú, crema hidratante) para que disfrutes de esa sensación de buen aroma (a bosque, naturaleza y hogar) que Clara describe en su carta.
Para que sumes belleza y valores bonitos a tu día a día.
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Así que, si te vibra la idea, quizás te interese saber que el sábado 26 de febrero tendremos un curso de cosmética sólida y natural en nuestro laboratorio: para que aprendas a elaborar tu propia cosmética y te la lleves a casa…
…Y para que, si algún día tienes nietos, se van lejos a estudiar y aún te resuena esta historia, les mandes un trozo de jabón escondido en la maleta y despiertes en ellos el amor, la alegría, el buen aroma y el cariño que desprenden las cosas bonitas hechas a mano.
Cuídate. Mucho.
PD: El jabón que Almudena le regaló a Clara es en realidad un champú sólido hecho con romero, manzanilla, aceite esencial de pomelo, arcilla roja… huele de maravilla, sí, y además deja el pelo limpio, suelto, brillante y saneado.
PD2: Para más información sobre nuestro curso de cosmética sólida de febrero (que tiene una duración de 4-5 horas y en el que elaboraremos 3 productos sólidos diferentes y 100%naturales) puedes ponerte en contacto con nosotras (escríbenos a info@ecoeko.es o llamamos al 613 02 93 11) o pasar por aquí directamente.
¡Abrazos fuertes!
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